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sábado, 6 de abril de 2013

Something has happened. You can´t go back and have it not happen.
Some kind of connection has been made. It has to be played out.




  



Gran Canyon (1991)
Lawrence Kasdan es responsable de muchos hallazgos felices: el personaje de Indiana Jones, el descubrimiento de Kevin Costner (que tuvo sus momentos aunque a veces nos pese rememorarlo), Keanu Reeves o River Phoeniz y algunos de los mejores títulos de William Hurt y Kathleen Turner (Fuego en el cuerpo, El turista accidental). En los últimos tiempos sus dos últimas películas de resultado algo decepcionante le han hecho concentrar sus esfuerzos en su faceta de guionista. Antes de eso, como guionista (junto a su mujer Meg) y como director firmó este film. En él repetía con Kevin Kline y Danny Glover. Y antes de Iñarritu y de las Vidas cruzadas (Short chuts, 1993) de Robert Alman, compuso en ella un retrato de la convivencia de las gentes de Los Ángeles con la violencia creciente de sus calles y barrios, el sempiterno helicóptero de la policía cruzando sus cielos nocturnos.
Así, un productor de cine gore violento, Steve Martin, comparte un partido de béisbol con su amigo abogado de inmigración Mack (Kevin Kline) y a la salida este último toma el atajo equivocado por un barrio habitado por negros y se topa en plena avería con una de sus bandas armadas. Tiene la suerte de ser auxiliado por el encargado de la grúa negro Simon (Danny Glover) quien hace entrar en razón al cabecilla. Esa deuda de vida que contrae Mack transforma todo su mundo. Ya no puede desentenderse de la vida de Simon y de procurar mejorarla, incluso consiguiendo para él una novia, Jane (Alfre Woodard). Tampoco puede permanecer indiferente a la transformación que se produce en su mujer Claire (Mary Mcdonnell) a raiz del encuentro con una bebé abandonada en unos arbustos.  Y de esta manera también logra resolver la atracción que siente por su asistente Dee (Mary-Louise Parker, en el tipo de papel que hoy encarnaría alguien como Anne Hathaway). Aparte del placer de ver a Kevin Kline y Steve Martin en un papel dramático (este último mucho mejor actor en ellos que en los papeles cómicos en mi subjetiva opinión) y de disfrutar de una actriz muy valorada entonces y olvidada luego (Mary Mcdonnell) uno extrae el mensaje de que frente a todo el caos y violencia sobre el que nadie tiene ningún control puede haber margen de acción para el amor, los buenos sentimientos, la amistad, los caminos apacibles y que estos contribuyen en gran medida a que sus habitantes no terminen completamente histéricos las 24 horas del día.



viernes, 29 de marzo de 2013

- Is this some rule that all black have to know how to cook?
- Honey, down here there is a law that everybody knew how to cook.


Passion fish (1992)
Este es un film que llamaríamos regionalista, en el mejor sentido del término. Retrata una vida de una persona y al tiempo la vida en Louisianna, un estado negro, francés, sureño. 
Un actriz de culebrones, May- Alice Culhane (Mary Mcdonnell) es atropellada con resultado de paraplejia y decide retirarse en la casa donde creció y por la que van a sucederse muchas enfermeras hasta que aparece otra chica del norte, de Chicago, Chantelle (Alfre Woodard) lo bastante necesitada del empleo como para persistir en él. En esa necesidad mutua reside la posibilidad de esa recuperación de ambas a una vida más o menos normal, más o menos plena. Por la casa van circulando el tío alcohólico de May-Alice, Reeves (Leo Burmester), sus antiguas compañeras de colegio, sus antiguas compañeras de teleserie Dawn (Angela Basset) y Kim (Sheila Kelley) entre otros. Y todos van comprobando el  buen funcionamiento de esa sociedad que se establece entre las dos. Una relación basada en el respeto que camina hacia la amistad y el afecto. Del bienestar y felicidad de estas mujeres se ocupan, respectivamente, Sugar LeDoux (Vondie Curtis-Hall) y un antiguo y latente aún flechazo de May-Alice, Rennie (David Straithairn). Ambos las introducen en la cultura y leyenda local de los Cayos, del pantano, de la vida sin más complicaciones. Ambos poseen ese carácter tranquilo, tierno, sanador en una película que gira desde cualquier ámbito sobre la idea de la curación. Obviamente están los temas de las raíces, de la vida sin tiempo del norte y la vida pausada del sur, de la importancia de la familia y de lo auténtico. Y de cómo, a veces, esto aparece en la bondad de los extraños. El guión y dirección corren a cargo de John Sayles que ha tenido en siete de sus películas a David Strathairn como su actor fetiche. Esa calma del pantano es lo que más se recuerda de esta película, la serenidad de ver instalarse en un alma atormentada la paz. Mary Mcdonnell no es, desde luego, extraña a este papel de misfit solitario, de ave caída del nido que le toca interpretar.