Snowpiercer (2013)
"When was the last time you were alone? You can't remember, can you?
So please do. Take your time."
Tras un experimento fallido para detener el calentamiento global la tierra se congeló aniquilando toda forma de vida. Sobrevivieron tan solo los ocupantes de un tren muy especial con trazado global ingeniado por un individuo superdotado y fanático de los trenes llamado Wilford (Ed Harris). En dicho tren las divisiones de primera clase, turista y polizontes determinaron una nueva estratificación social ordenada de la cabeza a la cola. Los intentos de rebelión periódicos de los supervivientes de cola son sofocados por Mason (Tilda Swinton, en versión envejecida como The Grand Hotel Budapest, pero aquí tendente a la fealdad) y los secuaces de Wilford. Una nueva intentona comandada por Curtis (Chris Evans, que esconde tras la suciedad, el gorro y la barba el rostro ya identificado con El Capitán América) y su secuaz Edgar (Jamie Bell, inolvidable Billy Elliot que ha conseguido el tránsito actoral a la madurez en multitud de pequeños papeles de gran calidad) y alentada por el veterano Gilliam (John Hurt, a cuyo tardío éxito filmográfico han contribuido a partes iguales Lars von Trier y la saga Harry Potter) ambiciona alcanzar la cabeza de la máquina y terminar con el estado de injusticia imperante. En su camino hacia la cabeza deberán emplear los buenos oficios de un preso - antiguo diseñador de la seguridad del convoy- Nangoon Minsoo (Kang-ho Song) y su hija Yona (Ah-sung Ko), ambos adictos al Kronol (un residuo industrial inflamable). Por el camino tendrán ocasión de contemplar la alta calidad de vida del resto de los pasajeros, el adoctrinamiento al que son sometidos los "niños del tren" privilegiados y de poner en solfa sus propias convicciones. Los relatos que hablan de una humanidad al extremo con frecuencia exacerban las mismas características de la humanidad desde la que se elaboran. En este caso la rígida estratificación social, que pese a los mensajes equívocos que los jóvenes reciben en su desarrollo y el refinamiento de métodos desarrollado de la Edad Media a nuestros días, sigue determinando como una gran máquina el orden mundial.
Este film del coreano John Ho-Bong, basado en una novela gráfica francesa de 1982 titulada "Le Transperceneige", ha sido comparado con Blade Runner y Matrix, si bien carece de la profunda melancolía de la primera y tampoco aspira al despliegue de efectos y artes marciales de la segunda. Es una película de acción no exenta de ingenuidades y superficialidades que comparte con otras muchas una visión distópica del futuro derivada de la degeneración moral de la presente sociedad.
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