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lunes, 13 de agosto de 2012

"You´ll like to be married, you´ll see".


Indiscreet. (1958).

Anna Kálman ha conseguido el reconocimiento como actriz de teatro pero no parece haber hombre a la altura de sus expectativas. Philip Adams está en la cresta de la ola como economista y se hace el difícil ante una oferta de trabajo ofrecida por la OTAN y servida por el cuñado de Anna. No son dos jovencitos y si no saben lo que quieren aún de lo que están seguros es de lo que no quieren. Él hace gala de juego limpio, caballeresco y advierte a la dama de que está casado, separado de su mujer y que no puede divorciarse. La dama, hastiada de príncipes rana, decide tomarlo como viene y ser feliz el tiempo que le sea concedido. Stanley Donen, el maestro del optimismo bailarín, reúne en esta comedia menor que sugiere Londres a la manera de la capital del Sena ofrecida por Minnelli en Un americano en París, a dos amigos - Cary e Ingrid - en una obra de teatro llevada al cine. De lo que se trata aquí es de disfrutar de la complicidad de ambos que regalan a la pantalla, del delicioso y cálido technicolor, de las posibilidades de escenario de interiores que han pasado a la historia del diseño y de un baile - Donen no defrauda- inédito en Grand. El enredo es indoloro y el final atolondrado y feliz. La reflexión de la historia la podríamos poner en labios de Pierce Brosnan en El Secreto de Thomas Crown: ¿cómo se aparean los puercoespines?

martes, 7 de agosto de 2012

"Everyday we wake up, we do our best, anything else really matters..."




El Exótico Hotel Marigold. (2011)
Ahí va un film para reconciliarse con la vida, incluso con sus aspectos más ingratos. Para pensar en las dimensiones posibles del tiempo que tenemos entre las manos y el uso que queremos dar a nuestro paso vital. Nadie quiere a los viejos, ni la sociedad británica ni ninguna sociedad occidental. De hecho, a ningún grupo humano que no pueda desenvolverse por sí mismo. Un grupo de magníficos actores en la llamada tercera edad y algunos justo en el momento del franqueo a esa edad dorada, todos en activo, asumen las vidas de coetáneos con vidas menos exitosas, más ordinarias y sus miserias. Las carencias pueden ser económicas, físicas, emocionales y sexuales. Todos ellos, descontentos de las alternativas ofrecidas para ellos por su país, deciden apostar el final de sus vidas a un retiro que se presume rodeado de lujo y esplendor en el Hotel Marigold de Jaipur. Configuran un abanico de respuestas variados ante la explosión de vida, en caótico desorden pero vida al fin y al cabo, con que se ven obligados a entrar en contacto. De las colisiones con el país extraño, con sus gentes, con sus compañeros de destino y consigo mismos resulta una película generosa como un río que les permite el tiempo de repensar sus vidas a ellos y a sus espectadores. Hotel Marigold ahonda en esa senda donde Lost in translation se quedó corta. Convierte el breve encuentro de un turista en tránsito con otra realidad en un viaje sin retorno.