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domingo, 31 de marzo de 2013

- We are talking about her child.
- We are talking of an embrion of a scientific specimen.


Man to man (2005).

Hay científicos con ética y sentimientos y científicos carentes de empatía como en el resto de personas. Tres antropólogos escoceses decididos a encontrar el eslabón perdido entre el mono y el hombre capturan a dos pigmeos en África central y los llevan a Edimburgo para estudiarlos y luego mostrarlos ante el resto de la sociedad científica y público. No sería la primera vez que el director y co-guionista de Indochina (1992) cuestiona el la falta de autocrítica y soberbia del occidental respecto de otros pueblos. Régis Wargnier parece un hombre del renacimiento capaz de producir, dirigir, escribir tanto el guión como la banda sonora e incluso actuar si se tercia. En el camino hacia la notoriedad y trascendencia de esos tres científicos los caracteres de cada uno van definiéndose. Y serán muchas las barreras morales que sobrepasarán para seguir adelante con su inductista teoría. Pero su sociedad y amistad se irá disolviendo conforme a su mayor o menor amor por la verdad, su capacidad para ver más allá de los libros y las mediciones y su fidelidad a la ciencia y a la humanidad. El científico captor, el más joven, sin fortuna ni familia, Jamie Dodd (magnífico Joseph Fiennes) es el que aunando las emociones del trabajo de campo, un mayor contacto con los pigmeos y un amor a la ciencia más entregado conserva intacta su dignidad y rectifica en favor de los que él aprehende son sus iguales "man to man", Toko (Lomama Boseki) y Lykola (Cécile Bayiha). Idéntica conversión se produce en Helena Van den Ende (la todoterreno Kristin Scott Thomas, viuda del cazador Marius y comerciante de animales para zoos. Fraser McBride (Hugh Bonneville), dominado por el violento carácter de su acaudalado cuñado, acierta a comprender emocionalmente la verdad que tiene ante los ojos pero la debilidad de su voluntad le convierte en un peligro para los pigmeos y para sí mismo. Y luego en esa escala de "el bueno, el débil y el malo" está Alexander Auchinleck (Iain Glen) que no duda en obviar asesinatos, el rapto y atrocidades mayores con tal de lograr la ansiada gloria científica. Es preciso un límite a cualquier tipo de ambición en la vida y en la ciencia. El límite del bien y del mal que tan pronto aprendemos de pequeños y que igual de pronto parecen algunos olvidar al crecer.