Mostrando entradas con la etiqueta Heike Makatsh. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Heike Makatsh. Mostrar todas las entradas

domingo, 1 de septiembre de 2013

- Why do you photograph ugly things? (police enquirer)
- It doesn´t. (..) They´re are artistic. Expressive. My brother is an artist of considerable talent.
I´m british, and a housemaid. And we go home to have some tea.

Mrs. Rattcliffe revolution (2007)

Todos los individuos tienen que probar su resistencia al estrés que producen los constantes e inevitables cambios vitales. Pero cuando estos cambios los deciden otros la angustia es mayor y es preciso reduplicar esfuerzos para superar las situaciones a que conducen esos cambios. Dorothy Rattcliffe (Catherine Tate) es un ama de casa de clase media británica en los años setenta. Su padre combatió junto a los republicanos en la guerra civil. Su marido Ralph (Iain Glenn, ahora más célebre tras su papel en Juego de Tronos) es un hombre de altos ideales comunistas en el oeste de Yorkshire, Bingley, hasta que se le concede un puesto de profesor de literatura inglesa en Alemania del Este que colma su felicidad. En función de esa felicidad del progenitor la familia le sigue a ese destino laboral y vital. Algunos muy adeptos como su hija Mary (Jessica Barden) a quien la agente destinada a su adaptación Frau Unger (Heike Makatsh, de nuevo en papel de rompehogares como en Love actually...) no tarda en reclutar como espía. Y otros menos convencidos como Alex, la hija adolescente en plena revolución sexual (Brittany Ashworth). La posición de la protagonista y de su hermano Philip (Nigel Betts), anulado freudianamente por el padre y refugiado en sus fotografías y en su pequeña máquina de corbatas, es una posición de observación y acompañamiento de aquellos que ejercen la acción. Esa participación externa en los acontecimientos y un indudable pragmatismo y sentido común les mantiene siempre en el equilibrio y la sensatez.
La revolución de Mrs. Rattcliffe es la del suplente que calienta banquillo hasta que se da cuenta que el titular lleva al equipo a la derrota y es preciso tomar su lugar y reconducir el curso de las cosas por el bien de todos, sin ánimo de colocarse ninguna medalla ni de ostentar mérito o notoriedad. Es la de aquellos que piensan en el bien común para los de casa y para los de fuera. Por una idea de justicia tan antigua como el mundo. Esta comedia agridulce, que si bien tiene golpes de humor está falta de gracia y ritmo para sobrellevar la amenaza que se cierne sobre los inocentes, transita una buena cantidad de lugares comunes sobre el otro lado del telón de acero. Tal vez su mayor virtud sea ese homenaje a la flema inglesa, ese recordatorio de que en situaciones apuradas la mejor opción puede ser detenerse un segundo a razonar cuál es la medida más inteligente disponible y tomarla sin perder la calma evitándose el escándalo, la desesperación y otras inútiles pérdidas de energía.