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domingo, 8 de septiembre de 2013

I´ts all work of the ticking crocodile, isn´t it?
Time is chasing after all of us.

Finding Neverland (2004)

Este biopic sobre James Matthew Barrie (Johny Depp) enfoca su retrato desde la gestación de su obra más conocida y las experiencias reales que ayudaron a ello. En concreto su conocimiento de la familia Lleweland Davis integrada por la madre y viuda Silvia (Kate Winslet) y sus cuatro hijos Jack (Joe Prospero), George (Nick Roud), Michael (Luke Spill) y Peter (Freddie Highmore) con el apéndice de su abuela Emma du Maurier (Julie Christie). La nómina de personajes principales se completa con la esposa de James, Mary Ansell Barrie (Radha Mitchell), que asiste impotente al enfriamiento de su matrimonio y desplazamiento de afecto del marido hacia esa familia que se ha convertido en la musa de nueva obra dramática. Y otro contrapunto realista lo pone Charles Frohman (Dustin Hoffman), el empresario teatral que a pesar de sus reservas y escepticismos deja a Barrie espacio y tiempo suficiente para que desarrolle su creatividad. Muy en el fondo quedan las convenciones de la Inglaterra del momento sobre la sociabilidad tolerada entre un hombre casado y una viuda joven que la Sra. Du Maurier no tiene reparo en puntualizar. Hoy en día la psicosis paterna ante la creciente pederastia pondría otros reparos. En cualquier caso, el escritor y la familia doliente por la falta del padre compensan sus carencias y se embarcan sanamente hacia ese territorio de la fantasía que ninguna sociedad ni condicionamiento mundano podrán nunca arrebatar a niños y soñadores, ese País de Nunca Jamás que no es tanto el del síndrome de Peter Pan de aquellos que se niegan, tercos e inmaduros, a abandonar sino el de aquellos que aún sabiendo de lo efímero de la infancia y de la pronta caducidad de la existencia no se resisten a pasar por ella sin creer en las hadas, la magia, la belleza y la felicidad que sí es alcanzable. Por eso la película se polariza entre los personajes partidarios de la fantasía desde el comienzo (tres de los niños, Peter y Sylvia), aquellos a los que le gustaría creer en la fantasía pero les estorban las cuestiones mundanas (Charles, Mary Ansell Barrie) y aquellos que parecen más reacios por dolores antiguos o pragmatismo a dejarse llevar hasta los umbrales del reino de las hadas (Emma du Maurier y el pequeño Peter). La película encierra una defensa de la fantasía no como ingrediente de creación necesario sino como el instrumento más eficaz para fortalecer la psique ante los reveses vitales. Aunque las victorias, como enseña Guerra Mundial Z, también dirigida por Marc Forster, puedan parecer pírricas.

domingo, 14 de abril de 2013

I´m whatever else is around, 
so i´m free to just exist.


I heart Huckabees (2004)

Hay relatos que tratan de lidiar con lo que en otro tiempo se llamó el pensamiento existencialista sobre la propia vida. Y describir la confusión, desazón y desconcierto que asalta a las personas idealistas en este mundo que les ha tocado vivir. Y tal vez David O. Russell, que antes de dedicarse a hacer cine se licenció en literatura inglesa y ciencias políticas, pensó que podía contribuir algo a ese relato de extrañamiento de sí. Y probablemente lo logró en la medida que este film es desconcertante. Uno no sabe si está ante una gigantesca y pedante tontería, un intento muy light de hacer comedia del absurdo, le asaltan preguntas sin respuesta como ¿qué hizo que Isabelle Huppert, Lily Tomlin y Dustin Hoffman decidieran encarnar a los detectives existencialistas Caterine Vauban, Bernard y Vivian respectivamente? Porque uno puede entender la presencia de Jason Schwartzman en el papel de activista verde Albert Markovski que entra en un proceso de desmantelamiento de su identidad para averigurar la razón de una triple coincidencia con un chico negro adoptado. Después de todo Schwartzman es inevitable en cualquier producto indie freak pseudo-intelectualoide. Y  Jude Law está en papel de guapo encantador, Brad Stand, algo tampoco tan extraño en su filmografía. Naomi Watts como la modelo Dawn Campbell y Mark Walhberg como el bombero Tommy Corn o Marisa Tomei como la descontenta mujer de Tommy tampoco son elecciones de casting inauditas. Y rescatar a Tippi Hedren como la heredera del terreno pantanoso donado a la comunidad que la expansión de la cadena de supermercados Huckabees amenaza no deja de ser entrañable. Pero qué hacen todos ellos en este enredo pasado por prozac que ni es trágico ni cómico de veras, que no es más que una parodia insulsa, es lo que cabe preguntarse. A nivel personal la moraleja camina hacia el siguiente esquema, lleve las cosas hasta el límite de la resistencia nerviosa y dos antagonistas Albert Markovski y Brad Stand se descubrirán a sí mismo en el otro y se uniran terminando con toda la agresividad y beligerancia que les separaba.