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jueves, 28 de marzo de 2013

Je t´ai épousé parce que tu es le genre de femme a ne me laisser un moment de répos.
Tu n´as m´a jamais deçu. Tu es curieuse, inventive, tu possèdes des ressources 
inépuissables de complication avec un point de départ l´aéroport Charles Degaulle.
Ça c´est que j´aime en toi.













Mont Petit doigt m´a dit (2005)

Pascal Thomas adaptó en esta película la novela homónima de Agatha Christie (By the pricking of my thumbs (1968). El título hacía referencia al pasaje de Shakespeare que corresponde en Macbeth a una de las brujas "By the pricking of my thumbs, something wicked this way comes". Alude así a la capacidad de preveer el mal, de presentirlo, la intuición para desvelar los crímenes de los aficionados que además nunca son descubiertos ni castigados que posee Prudence Béresford, la protagonista encarnada por Catherine Frot. Como ocurre en los argumentos ideados por Christie el curso de la investigación precipita no solo el descubrimiento del crimen originario sino también que se produzca algún nuevo cadáver. Prudence acude con su marido, el coronel Bélisaire, a Le coteau ensoleille, una casa de retiro, a visitar a la tía de Bélisaire, Ada (Françoise Seigner) que no soporta el carácter inquieto de Prudence. Ese mismo carácter que por estar fuera de la norma de una esposa de militar y madre de una hija - Marie Christine (Sarah Biasini) , que debería estar encantada con sus nietos suizos por muy estúpido que fuera su yerno o muy insulsa que fuera la vida de esta hija - critica el general (Bernard Verlay). Por fortuna para ella su marido no sólo comprende sino que admira esa pasión por la investigación y resolución de misterios de su inusual esposa. Tal vez por aquello de que los mejores matrimonios se componen de un yin y un yang, del complemento perfecto entre dos caracteres distintos. La misteriosas muertes de la casa de retiro, el encuentro con Rose Evangelista (Geneviève Bujold) lleva a Prudence hasta una casa de la región de Rhône-Alpes, y de ahí a un pequeño pueblo a hacer sus pesquisas entre el cura (André Thorent), su misteriosa ayudante para todo (Valérie Kaprisky) y el hombre que esta protege, Monsieur Sevigné (Laurent Terzieff) y que posee esa gran casa precedida de un sendero de plátanos cuya pintura de Boscovin puso a Prudence sobre la pista de un misterio.
Una ocasión magnífica para disfrutar de dos de los mejores actores del cine francés. De Dussolier se recordará su presencia cuando era joven en la primera versión de Tres solteros y un biberón. Sin desmerecer sus dotes de entonces en los últimos años su despliegue de actividad y de talento es un regalo para cualquier amante del cine francés, del cine en general. A ambos les acompañan unos ingredientes, humor e inteligencia, en una combinación deliciosa que se agradece en gran medida y que ha merecido una segunda (Le crime est notre affaire, 2008) y tercera entrega (Associés contre le crime, 2012) .